¿Cómo guardar el auto al salir de viaje por mucho tiempo?

Como la mayoría de nosotros, no tengo recuerdos claros de cada instante de mi niñez. Sin embargo, aún retumba en mis oídos aquel grito de la tía de un amigo que marcó mi infancia de una manera particular, sobre todo, por la lección sobre el cuidado de un auto que aprendí aquella vez.

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Pasa que esta señorita -cuyo rostro y semblante aparentaban una edad entre los 28 y 30 años- había estado por Europa casi 9 meses por temas de estudio. Mientras tanto, su amado Volkswagen Gol hatchback, guardado en la cochera de su casa, esperaba su regreso cada día, casi con desesperación.

Cuando mi amigo y yo -y unos cuantos curiosos más- nos acercamos a ver qué había pasado, encontramos a un vehículo sucio, con algunas partes marrones por el óxido que resaltaban en la carrocería blanca, un motor que se resistía al encendido, y la tía de mi amigo en shock al ver a su fiel compañero de ciudad en un descuido total. ¿Cómo era posible que esa delgada capa de plástico azul no haya podido cuidar de su engreído en su ausencia?

¡Pues mal! ¡Muy mal! -Le dijo un vecino que acudió en ayuda al grito desesperado. Y tenía razón. Luego de calmarla, le explicó paso a paso lo que debió hacer con su vehículo antes de irse a un viaje largo.

Primero, refirió, “debiste revisar que las puertas y ventanas queden totalmente cerradas para evitar el ingreso de polvo a la cabina y/o de animales o bichos que podían hacer nido al interior”. Cabe indicar que el grito de la mujer no solo fue por el estado del auto, sino también, por dos roedores que salieron por debajo del asiento del copiloto. ¿El motivo? Una de las ventanas semi abierta.

Segundo, “debiste cerciorarte que no queden alimentos o líquidos en el interior. Eso atrajo a los roedores, los alimentó e invitó a quedarse. Igualmente, si ellos no aparecían, todo el olor a putrefacto ya se hubiese impregnado en los asientos y la cabina sería inhabitable por unos días”.

Tercero, “debiste sacar la batería y ponerla sobre un cartón en un lugar seco y de temperatura media o, al menos, desconectar las pinzas de ambos polos para evitar que se descargue. Por el tiempo que ha estado sin funcionamiento, quizá lo mejor sea comprar una nueva”.

Cuarto, “era mejor sacar las cuatro llantas para que no pierdan aire y no exponer los aros a una deformación progresiva. Si las dos llantas laterales de la derecha están así es por eso. Para un próximo viaje tómalo en cuenta y el auto lo apoyas sobre caballetes.”

Quinto, “también debiste retirar las bujías para que no se oxiden y no tengan problemas en generar la chispa de encendido. Aunque no las hemos visto aún, estoy casi seguro que están corroídas. Habrá que reemplazarlas”.

Sexto, “hubiera sido bueno aplicar un poco de grasa a la suspensión para proteger de la humedad a los resortes y todo el sistema”.

Séptimo, “antes que me olvide, en estos casos de viajes largos, también es bueno dejar un poco de veneno para roedores. Tú sabes, su tamaño los ayuda a andar por cualquier lugar y pueden ingresar por la base del auto”.

Octavo, “finalmente, debiste tapar todo el vehículo, en lo posible, con un material impermeable o que impida el paso del agua en caso de lluvia, para evitar el polvo y el óxido de la carrocería. Como ves, ahora debes llevarlo a que lo lijen y le den una pasada de pintura en las zonas dañadas”.

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