La historia del Dodge Viper antes de su despedida

Tras un par de pausas en su producción el superdeportivo se despide definitivamente el siguiente año. Repasemos la historia del coupé más radical fabricado en suelo americano: el Dodge Viper.

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A finales de los años 80 e inicios de los 90, varios fabricantes se sumergían en el boyante segmento de los coupés de alrededor de 300 caballos de fuerza, dominado hasta ese entonces por nombres de amplia tradición como Chevrolet Corvette, Jaguar XJS, Porsche 968 o Ferrari 348.

DODGE VIPER: ENCANTADOR DE SERPIENTES

Chrysler había adquirido al especialista italiano Lamborghini en 1987, pero Lee Iacocca, el director de la marca en ese entonces, quería un deportivo de desarrollo propio y genuinamente americano. “Deportivo” y “americano” en ese entonces remitían eventualmente a un nombre que ya desde entonces comenzaba a alcanzar tintes de leyenda: Carroll Shelby.

LINAJE VIPERINO

El texano había hecho a los escurridizos reptiles parte de su sello personal, como lo demostró con el Shelby AC Cobra y el Shelby Cobra Daytona; Chrysler no sólo se inspiró en el diseño del segundo, sino que tuvo a Carroll como asesor para su deportivo.

Como “Cobra” era ya un nombre asociado con los propios autos de Shelby y el Mustang, eligieron un nombre distinto, pero en el mismo tenor: Viper (“víbora”). El primer “prototipo” fue develado en el Salón de Detroit de 1992, aunque el modelo de producción, casi un calco de este, tardó apenas unos meses en aparecer.

VENENO PURO

Además de las dramáticas proporciones de capó largo, ruedas pegadas al frente y parabrisas muy retrasado, el Dodge Viper llevó al extremo la máxima de los Muscle Cars; poner un motor grande en un auto pequeño.

Aunque el biplaza no era tan pequeño y mucho menos ligero (casi tonelada y media), el motor era un monstruo de diez cilindros y 8.0 litros ajustado por Lamborghini.

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Mientras que los 300 HP era el límite sicológico en el que se movían la mayoría de los deportivos de la época, el Viper llegaba a los 400 HP y las 465 lb-pie de par, alcanzando el cuarto de milla en menos de 14 segundos (13.9) hasta una máxima de 266 km/h.

Un Lamborghini Diablo ofrecía en ese entonces 492 HP y 428 lb-pie, mientras que un Ferrari Testarossa (ambos con un V12) producía 428 HP y 362 lb-pie de par; el Dodge Viper no sólo era el deportivo americano de calle más potente, era uno de los más impresionantes a nivel mundial.

ARDIENTE

Pese a lo bueno que sonaba lo anterior, decir que el acabado y los materiales eran espartanos es quizá demasiado amable, además que los escapes colocados a los lados (antes de las ruedas traseras) subían la temperatura, horneando lentamente a los ocupantes pese a carecer de techo en sus primeras variantes (el coupé GTS de techo “doble burbuja” llegó en 1996).

A pesar de sus defectos, logró hacerse de un hueco en el ideario colectivo; revisiones y ediciones especiales posteriores (GTS-R, ACR), elevaron la potencia a los 415 y 450 caballos, manteniéndolo en un nivel “sano” de superioridad.

500, EL NÚMERO DE LA BESTIA

Para el 2002, el Dodge Viper en variante Roadster SRT10 recibía una segunda generación, definida por los números cercanos a 500: 500 HP, 506 pulgadas cúbicas para el motor (8.3 litros) y 525 lb-pie. El Coupé llegó tres años después, con las características “burbujas” en el techo, para que los dueños tuvieran espacio suficiente para pilotarlo con casco.

AL CLUB DE LOS 600

Con una competencia que comenzaba a dejarlo atrás, un lustro después (2007) el Viper recibía una revisión mayor. El titánico V10 llegaba a los 8.4 litros, y como en su antecesor, el salto de potencia era de 100 unidades: 600 caballos de fuerza y 560 lb-pie de par.

Para opacar esas cifras, era necesario escalar hasta los mejores deportivos de la época, como el Lamborghini Diablo LP 640, el Ferrari 599 GTB Fiorano o el Bugatti Veyron -El Chevrolet Corvette ZR1 de 638 caballos llegó al mercado en 2009-.

STREET AND RACING TECHNOLOGY

Luego de una pausa entre 2010 y 2013, apareció la tercera iteración, con 640 caballos y 600 lb-pie de par, la cual estuvo presente por breve tiempo bajo la submarca “SRT”.

Pese a las impresionantes cifras, un interior mucho más cuidado contra sus antecesores (ya de la mano de Fiat), y hasta un récord en Nürburgring, el modelo se enfrentó a una caída en ventas y paros de producción.

DESPEDIDA DEFINITIVA EN 2017

Lamentablemente, el propio CEO de Fiat-Chrysler, Sergio Marchionne, confirma que el deportivo más americano de todos dejará definitivamente la línea de montaje gracias a las nuevas regulaciones en seguridad, sin tener un sustituto en el mediano plazo.

OSCURO PANORAMA

En años anteriores se especuló que el tercer Viper pudo compartir base o tecnología con Ferrari ¿Podría esta opción hacer que el deportivo renazca en el mediano plazo? No parece plausible cuando la marca del Cavallino Rampante se ha convertido en la joya de la corona para FCA, con la que intenta sanear sus finanzas mediante la cotización en bolsa independiente de la firma de Maranello.

Además, con la actual crisis de modelos generalistas en Chrysler y Dodge, luce complicado que el conglomerado italo-americano invierta en el desarrollo de un nuevo vehículo halo más allá de los Charger y Challenger Hellcat. Habrá que esperar a que se saneen las finanzas de FCA para volver a pensar en el renacimiento del ofidio.

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