Mala educación al volante; ¿somos demasiado agresivos?

autos • jun. 12, 2015

Como dice un viejo dicho, “en la mesa y en el juego se descubre al caballero”. Yo añadiría un tercero; “en la mesa, al volante y en el juego…”. Pero, ¿somos capaces de controlar nuestra prisa y respetar a los que nos rodean?

La congestión en las ciudades suele ser una de nuestras quejas favoritas: “no he podido llegar a tiempo porque había mucho tráfico”, “vengo de mal humor porque había un tráfico horrible”, etc. Pero, ¿acaso nos hemos parado a pensar que cada uno de nosotros podemos ser parte del problema y (también) de la solución?

UNA JUNGLA DE AUTOS
En muchas ciudades trasladarse de un lugar a otro parece más bien una prueba de supervivencia; los camiones maniobran como si estuvieran solos en el planeta, los autobuses corren de una parada a otra sin importarles el resto de autos, los taxis se detienen en cualquier lugar entorpeciendo el tráfico, los autos aceleran para no ser los últimos en cruzar la pista y las bicis esquivan a los autos rezando por no ser atropellados mientras los peatones (invisibles para muchos) se buscan la vida para conseguir cruzar la vía en mitad de una jungla de autos. ¿Les resulta familiar?

Hace algunas semanas, conversando con un taxista salió el inevitable tema de lo insufrible que era el tráfico en las grandes ciudades, y me comentaba que era una pena que nadie se respetara en mitad del caos. Justo en ese momento, el buen señor estaba aporreando el claxon porque el auto que teníamos delante no avanzaba. Al girar la cabeza pude ver el motivo; el conductor del vehículo detenido estaba cediendo el paso a unos peatones que cruzaban la calzada por un paso de cebra. Un poco contradictorio, ¿no creen?

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Lo cierto es que todos, y aquí me incluyo, tenemos algunas malas costumbres al volante que hemos ido adquiriendo con el tiempo y que estamos tan acostumbrados a ver que las consideramos “normales”. Sin embargo, el tráfico y nuestro humor mejoraría considerablemente si todos evitamos caer en ellas.

USO EXCESIVO DEL CLAXON
En teoría, el claxon es un sistema de advertencia que nos ayuda a evitar un posible accidente con otros coches o peatones y debería utilizarse solo cuando es estrictamente necesario. Aunque la realidad es muy distinta; utilizamos el claxon para saludar a un amigo, para llamar la atención de una chica, para molestar al auto que va demasiado lento…

ACOSAR A OTROS CONDUCTORES
Cuando tenemos prisa por llegar (que suele ser casi siempre), solemos conducir de una forma un poco más agresiva y nos irritamos cuando un auto nos impide pasar o nos retrasa. Pero lo cierto es que, por mucho que toquemos el claxon o aceleremos bruscamente, no vamos a llegar antes. Ten paciencia, respira hondo y relájate. Lo importante es llegar.

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ADELANTAR POR LA DERECHA
Los adelantamientos siempre deben realizarse por la izquierda. Si lo haces por la derecha puedes ocasionar un accidente, ya que el conductor al que adelantas no se espera ese movimiento de tu parte y lo puedes sorprender.

NO CEDER EL PASO A LOS PEATONES
Los cruceros peatonales existen para facilitar el paso a los peatones. Por eso, al acercarnos a uno debemos aminorar la velocidad y dejar pasar a las personas que estén esperando para cruzar, especialmente si te trata una persona de edad avanzada, con niños pequeños o con problemas de movilidad. Es cierto que muchas veces damos por hecho que nosotros tenemos la preferencia, pero prueba a dejar pasar a un peatón, verás como te lo agradece. ¡Quizás la próxima sea a ti a quien cedan el paso!

HACER UNA PARADA EN CUALQUIER LUGAR (DIRIGIDO ESPECIALMENTE A LOS TAXISTAS)
Cuando tienes que hacer una parada para recoger o dejar a alguna persona, debes primero pensar un poco en los que te rodean. Hay lugares (o momentos) en los que el hecho de que un auto se pare, aunque sea unos segundos, puede entorpecer mucho el tráfico. Por eso trata de buscar siempre un lugar apartado o donde no haya muchos autos, ¡así evitarás una que otra pitada!

Y tú, ¿tienes algunas de estas malas costumbres cuando conduces por tu ciudad? Intentemos ser más respetuosos, ¡no nos cuesta nada!