Recordamos a un clásico que nos dejó hace poco, la irreemplazable Combi de VW
Su personalidad indiscutible y su versatilidad la convirtieron en un auto icónico que fue producido durante más de sesenta años y comercializada en todo el mundo. Pensar en ella es pensar en la cultura hippie de los años 60 y en la sensación de libertad de viajar por la autopista.
Más en Motorbit: Beetle Dune es el nuevo escarabajo que presenta Volkswagen
En Europa y EEUU fue conocida como Transporter o Kombi, y en América Latina como Combi. En los años 60 fue un ícono indiscutible de la cultura hippie, representaba el espíritu libre y de convivencia asociado al movimiento cultural. Además era el transporte preferido por surferos por las posibilidades que ofrecía y una forma de vida para personas de todo el mundo que la convirtieron en cafeterías portátiles, pequeños autobuses o casas rodantes.
Damon Ristau, director estadounidense del documental “The bus” dijo de ellas que “representan la libertad”: “Tiene una magia y un encanto del que carecen otros vehículos. Se trata de viajar por las autopistas, de que genera sonrisas en las caras de las personas que ven una furgoneta Volkswagen andando por ahí”.
LOS ORÍGENES DE LA COMBI
El ideólogo de la combi fue un importador holandés que se encontraba en una fábrica de Volkswagen en Alemania en 1947. Durante su visita le llamaron la atención los vehículos que utilizaban en la fábrica para transportar carga de un lado a otro. Se trataba de una simple plataforma con una cabina.
Inspirado por esta imagen, mostró a VW un boceto de la que sería la famosa Combi. Se trataba de un vehículo con motor trasero y cabina delantera dejando mucho espacio en la zona media, ideal para transportar carga. A finales de 1948 comenzó la fabricación del modelo que marcaría un antes y un después en Volkswagen.
En 1950 comenzaron a venderse los primeros modelos de la camioneta de VW con un motor boxer refrigerado por aire de 4 cilindros, 25 CV y una capacidad de carga de 760 kg y velocidad máxima de 80 km/h.
Las primeras que salieron a la luz eran modelos T1, reconocibles por la ventana frontal dividida en dos que podría abrirse. Más adelante -en el 67- comenzaron a fabricarse los modelos T2, que contaba con un parabrisas fijo y formado de una sola pieza. En Europa estos modelos se estuvieron fabricando hasta el 67 y el 79 (respectivamente) pero su producción continuó en otros países como Brasil.
Fue tanto su éxito, que la casa alemana ideó numerosas versiones para adaptarse a cada uno de los públicos. Uno de los más míticos y admirados es la versión Westfalia (año 52), una combi súper equipada diseñada para viajar con accesorios desmontables como una mesa plegable, asientos plegables en forma de cama, cocina opcional y un pequeño refrigerador, así como un techo más elevado.
A pesar de los años la Combi seguía pegando fuerte, y en 1979 Volkswagen sorprendió con el modelo T3 o Caravelle, con un cambio radical de imagen. Deja atrás las líneas redondeadas y se vuelve más estilizada, aunque se mantiene la tradición de comercializar diferentes versiones adaptadas a diferentes usos.
La versión Samba se presentó en el 51 y se trataba de un microbús con espacio para 7 pasajeros. (pie de foto)
EL ADIÓS A UN CLÁSICO
Por desgracia, nada es para siempre y llegó el día en que la Combi tuvo que decir adiós. Brasil, uno de los países que venía fabricando la Combi desde 1953, fue el último del mundo en producirla después de que Alemania cesara su producción.
Finalmente, el 31 de diciembre de 2013 fue el día en que Brasil, y todo el planeta, fue testigo del último día de producción de este inolvidable modelo, que tuvo que despedirse por no poder adaptarse a las nuevas normas seguridad brasileñas que obligaban a todos los vehículos manufacturados en el país a incluir de serie airbags y frenos ABS.
Pero para los nostálgicos, una buena noticia. La combi podría volver, aunque adaptada a los nuevos tiempos. Sería eléctrica, pero sé dice que mantendría su imagen esencial. Podría ser presentada en el próximo Salón de las Vegas y fabricada a partir de 2018 en México. ¿Se imaginan cómo será?