Recordando a Pedro Rodríguez a 45 años de su muerte
Se cumplen 45 años sin el que ha sido hasta ahora el mexicano más destacado en el automovilismo mundial, con un palmarés que podría hacer dudar –o inspirar- tanto a pilotos profesionales como en ciernes. Hoy hablaremos de Pedro Rodríguez.
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Nacido en la Ciudad de México el 18 de enero de 1940, Pedro Rodríguez de la Vega fue primogénito de Pedro Natalio Rodríguez Quijada y Conchita de la Vega Gorráez, al que luego siguieron Federico, Ricardo, Conchita y Alejandro.
PEDRO RODRÍGUEZ : MOSTRANDO APTITUDES TEMPRANAS
Con el fin que se instruyera en el idioma inglés y se hiciera más disciplinado, a la edad de 15 años su padre lo envía a una academia militar en Illinois, pues desde dos años antes, a Pedro y a su hermano Ricardo les había entrado la “comezón” de la competencia, aunque en bicicletas y motocicletas, Pedro incluso se hizo con un par de campeonatos nacionales entre 1953 y 1954.
TODO EMPEZÓ CON FERRARI…
Ya de regreso en México y tras haberse familiarizado con las competencias en Estados Unidos, Pedro consigue el apoyo de su padre, quien lo financia rentando autos de Ferrari, Porsche y OSCA.
En 1957, el mayor de los Rodríguez debuta en una competencia internacional en Nassau a los mandos de un Ferrari 500T, aunque no termina la carrera, al siguiente año se hace con el segundo puesto, mientras que Ricardo hizo lo propio debutando en un Porsche RS en la carrera de Riverside ese mismo año.
RICARDO, A LOS 20
Ambos hermanos intentaron inscribirse en 1958 en las 24 Horas de Le Mans, aunque sólo Pedro lo consigue, pues Ricardo aún era menor de edad. Entre 1961 y 62, el primogénito se hace con cinco victorias en carreras internaciones, siempre a los mandos de autos Ferrari.
La tragedia llega a la familia cuando en el 62, mientras manejaba un Lotus en el primer día de pruebas del Gran Premio de México, Ricardo se estrella en la curva peraltada del Autódromo de la Magdalena Mixihuca, falleciendo.
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HACIENDO HISTORIA EN LA F1
Pedro considera el retiro del deporte motor, pero en 1963 debuta en la Fórmula 1 precisamente en un Lotus.
Sigue consiguiendo victorias en el Campeonato Mundial de Autos Deportivos (hoy Campeonato Mundial de Resistencia) y en 1967, obtiene su primer podio y primera victoria en la máxima categoría en el Gran Premio de Sudáfrica en un Cooper-Maserati.
UNO DE SUS MEJORES AÑOS
En 1968 Pedro se reitera como uno de los mejores volantes del orbe cuando, tras nueve abandonos y un séptimo lugar, consigue por fin la ansiada victoria en Le Mans, a bordo del mítico Ford GT40, en la segunda victoria para el modelo. Ese mismo año consigue tres podios en la Fórmula 1 (Bélgica, Holanda y Canadá).
BUENA ÉPOCA POR PORSCHE
En 1970 alcanza su primer triunfo en las 24 Horas de Daytona y en las 6 horas de Watkins Glena a bordo de un Porsche, mientras que suma su segunda victoria en F1 con el equipo BRM en Bélgica.
En el siguiente año obtiene sólo un subcampeonato en Fórmula 1, aunque conquista una vez más Daytona, así como los 1000 km de Monza, los 1000 km Spa-Francorchamps y 1000 km de Zeltweg en binomio con Porsche.
…Y TERMINÓ CON FERRARI
Fue el 11 de julio de 1971, hace 45 años ya, en que Pedro tomara la arrancada de las 200 millas de Norisring, en Núremberg, Alemania, conduciendo un Ferrari 512M de su amigo Herbert Müller.
Cuando intentaba rebasar al local Kurt Hild, que rodaba lento, el germano hizo un movimiento intempestivo; el mexicano intentó esquivarlo, pero un neumático delantero se reventó, lanzándolo al muro de contención. El auto se incendió, y aunque Pedro pudo ser sacado y llevado a un hospital, falleció unos minutos después. Sus restos descansan junto con los de su hermano Ricardo en el Panteón Español.
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Pedro fue conocido además por detalles como siempre llevar un disco con el himno nacional mexicano, pues en su triunfo en Sudáfrica no lo tenían disponible para la premiación, por lo que tuvo que conformarse con la Marcha de Zacatecas. Cargaba también con una lata de chiles, por el problema que representaba conseguirlos en otros países.
Conocido en Europa como el “ojos de gato” por su habilidad para correr en lluvia y en la noche, Pedro, y su hermano Ricardo, fueron inmortalizados cuando el trazado de la Magdalena Mixhuca fue rebautizado como Autódromo de los Hermanos Rodríguez, donde rugirán una vez más los motores en su honor.
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