Las marcas y sus divisiones de lujo
El mercado de la industria automotriz mexicana es de los más extensos en el mundo. Más de 50 marcas se arremolinan en su interior para comercializar sus productos en el territorio nacional.
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De éstas, prácticamente todas existentes en el mercado estadounidense (el mayor del mundo), se alinean para hacer frente a la demanda; casi la mitad de estas produce en nuestras tierras para exportar a todos los continentes.
Como sucede en cualquier ámbito de negocio, la profusión de marcas y fabricantes, genera confusión entre los clientes potenciales, de ahí la necesidad de aclarar su clasificación para ayudar al lector a formar un juicio a la hora de elegir por la compra de un auto.
Marcas de lujo Holdings, grupos y clusters
Muchas marcas se agolpan en consorcios formados por diferentes marcas, como el caso de Porsche Automobil Holding SE, propietaria de Grupo Volkswagen, que cuenta entre sus filas a marcas como Audi, SEAT, Porsche AG, Skoda -Sin presencia en México-, Lamborghini, Bentley, Bugatti, Scania, MAN, Volkswagen Truck and Buses, Ducati –Motocicletas- e Italdesign Giugiaro. O el caso de Grupo FCA que alinea a marcas como Abarth, Alfa Romeo, FIAT, Chrysler, Dodge, Jeep RAM Trucks, SRT, Ferrari y Maserati.
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También hay clusters como el de la alianza Renault-Nissan con Daimler en su planta 3 de Aguascalientes que producen un modelo de Mercedes-Benz, o el de Mazda para fabricar el Yaris R de Toyota en su planta de Salamanca, Guanajuato.
LAS MARCAS DE LUJO
En la mayoría de los casos las marcas se asocian, o en su defecto son creadas ante la necesidad de cubrir ciertos segmentos de mercado.
Su comercialización se lleva a cabo de forma independiente –cada marca tiene sus distribuidores diferenciados del resto del grupo- como General Motors, Cadillac y Buick; o en forma de “combo” como algunas marcas: FCA comercializa Abarth a través de las agencias de FIAT; SRT a través de los pisos de venta de Dodge, Jeep y Chrysler.
Existen marcas que se producían y comercializaban aún antes de formar parte de un conglomerado: Lamborghini, Ferrari, Bentley, Lincoln, Buick y Cadillac; en tanto que hay marcas creadas por su “holding” buscando tener presencia en ese nicho específico.
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La importancia de estas relaciones es que usualmente estas marcas comparten plataformas y componentes que convierten sus productos en hermanos casi gemelos en términos de desarrollo de ingeniería, no así en el plano estético.
LOS INICIOS
Ford adquirió Lincoln en 1922, para posteriormente convertirla en su marca de lujo y tener presencia en un mercado ajeno al resto de su portafolio para hacer frente a Cadillac y Buick, marcas de lujo adquiridas por Chevrolet a principio del siglo XX.
Durante muchas décadas, este nicho específico fue ocupado solamente por estas tres marcas. Lincoln tiene el record de más unidades vendidas para este segmento en el mercado de Estados Unidos.
Para la década de los 90, los armadores japoneses deciden presentar la batalla e incursionan en ese terreno. Es entonces cuando Honda crea Acura en 1986, seguido de Nissan con Infiniti y Toyota con Lexus (la única marca en el mercado estadounidense sin presencia en el mexicano).
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LA DIFERENCIA
La diferencia esencial entre el primero y el segundo grupo –además de la historia y experiencia que te otorgan más de 100 años en el mercado- es el porcentaje de componentes compartidos entre las marcas. Mientras en los primeros, Lincoln, Cadillac y Buick el porcentaje es menor en virtud de su desarrollo paralelo con su marca propietaria.
En los segundos, el porcentaje es mayor porque la marca generadora busca optimizar recursos existentes, de tal suerte que podemos encontrar mayores similitudes entre un Acura ILX basado en un Honda Civic sedán, que entre un Ford Fusion y un Lincoln MKS aunque este último también comparta plataforma con el Ford Taurus.
La diferencia se debe básicamente al interés por conservar el linaje de una marca, inexistente en las orientales, creadas apenas hace apenas 30 años sobre plataformas ya existentes en las plantas de sus fabricantes/creadores.
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